Análisis quincenal de coyuntura / Elecciones en EE.UU.: Escoge tu veneno

Las presidenciales en los Estados Unidos sirvieron para mostrar el comportamiento de los medios estadounidenses que sacaron a relucir todas sus capacidades en el intento de inventar la candidatura ganadora de Kamala Harris; en un enfrentamiento ideológico entre el globalismo y el aislacionismo por orientar el poder imperial.

Un cliché usado por los profesionales de la prensa es que la “política es cruel”, sin embargo, la crueldad es inherente al imperialismo más que a la actividad política. Las elecciones en los Estados Unidos – que concitaron la atención preferente de los medios a nivel global, y que en Chile tuvo a los canales de televisión abierta informando hasta la madrugada- nos permiten sacar lecciones de su comportamiento.

El punto de mayor impacto geopolítico de las elecciones tiene que ver con la guerra en Ucrania, la que fue planificada por la élite globalista demócrata como una forma de debilitar a Rusia para acceder a sus recursos naturales y de paso privar a China de estos. Con el triunfo de Donald Trump, la inmolación del pueblo ucraniano, con miles de muertos y mutilados sacrificados en el altar de los negocios, fue en vano, ya que el nuevo presidente republicano no seguirá financiando la guerra, anunciándose la caída de Volodímir Zelenski y su camarilla, como inevitable.


Como en muchos otros casos, ya sea en Irak, Afganistán o Siria, los liderazgos, los movimientos políticos y las personas son utilizados en juegos de poder que solamente significan ganancias corporativas o privatización de recursos del erario público.

Diferentes medios estadounidenses comprometidos ideológicamente con las posturas de la globalización y, por ende, contrarios a la propuesta trumpista del proteccionismo MAGA [1] – que implica el retorno de la actividad fabril al suelo americano-, usaron su poder para inventar una candidata que pudiera derrotar al magnate. Sistemáticamente se informó que en las encuestas Kamala Harris se mantenía por encima del candidato republicano o al menos en empate técnico. Se promovieron los valores de Harris como mujer, demócrata, humanista y anti discriminación racial versus un déspota, racista, misógino y antidemocrático Trump.


La construcción de la candidata pasó por estimular que los valores – abstractos para una gran masa de la población- de la democracia y la liberalidad eran suficientemente fuertes para hacer olvidar el mal desempeño económico de la administración de Joe Biden. La derrota del simbolismo abstracto frente a la realidad, fue reconocida por los medios corporativos solamente una vez que la derrota de Harris se hizo irrevocable.

El financiamiento de los Estados Unidos a la guerra en Ucrania y Medio Oriente a niveles nunca vistos, fue el principal hecho para rebajar la calidad de vida de los trabajadores americanos al incidir directamente en la inflación, aunque fue explícitamente ocultado al público estadounidense, mientras miles de millones eran traspasados desde los ciudadanos vía impuestos a las corporaciones.

La construcción simbólica no logró ocultar que la buena de Kamala representa los valores imperiales tanto como Trump. Algunos de los grandes medios corporativos de los EEUU empezaron a desertar de la propuesta demócrata al ver que sus propios nichos de negocios corrían riesgo existencial: “Esto no significa que los periódicos estén apoyando repentinamente a Donald Trump; no es así. Sólo que algunos creen, desde el lado empresarial, que no hay ningún beneficio particular en meterse en el debate cuando los temas están tan totalmente polarizados políticamente”[2].

Los dueños de los medios corporativos masivos, tomaron la decisión de que para su industria no era tolerable el creciente desprestigio al tomar explícitamente partido, con caídas abruptas en lectoría o rating televisivos, reciclando sus hábitos periodísticos en un intento por salvar sus negocios.

El boletín semanal del Instituto Reuters había estado advirtiendo sobre las complejidades para los medios corporativos en un escenario de bajísima credibilidad e incluso con sectores de la población absolutamente refractarios a la información mediatizada: “Según el Informe de Noticias Digitales de este año, hasta el 43% dice que evita las noticias de alguna forma. Esto no significa que el 43% del país no consuma noticias en absoluto, pero es una señal de un claro descenso del interés por las noticias. Hay un grupo más pequeño de personas a las que llamamos evitadores constantes de noticias. Consumen noticias con menos frecuencia que una vez al mes o nunca, y este grupo representa alrededor del 8% del público estadounidense, que sigue siendo millones de personas”[3].

La desconfianza en los medios, reflejada  en el calificativo de “evasor de noticias”, mostró un escenario informativo electoral donde primó el uso de redes sociales e influencers particulares o provenientes del mundo mediático. En este contexto la decisión de Elon Musk por convertirse en patrocinador y mecenas de la candidatura Trump, poniendo a su disposición la plataforma X, fue decisiva. Seguramente el tema se convertirá en un punto de debate de la élite estadounidense y mundial sobre el poder de las plataformas tanto como la sostenibilidad democrática de redes sociales partidistas.

En la sociedad estadounidense la construcción de las candidaturas presidenciales refleja lo que ocurre en muchas de las democracias liberales en el mundo, donde las personas no votan por tal o cual liderazgo, sino más bien tienen la posibilidad de escoger cuál será su veneno. De esta forma, el voto latino favoreció a Trump, el mismo que propone medidas draconianas contra la inmigración, el mismo multimillonario que se alzó con el voto popular y con el control del Senado.

Si miramos la cobertura periodística nacional, fácilmente reconoceremos el abanderamiento de la gran prensa chilena con Kamala Harris, lo que probablemente provocará que el triunfo de Donald Trump sea difícil de digerir para el grueso de la opinión pública, especialmente, los que se tragaron la píldora del enfrentamiento entre los proyectos del humanismo/democrático versus la tiranía o los que se tragan el veneno de que “la libertad avanza” cuando gana la ultraderecha libertaria.

Centro de Estudios de Medios

Referencias:

[1] Make America Great Again

[2] Eric Farnsworth, vicepresidente del Consejo de las Américas AS/COA en www.vozdeamerica.com 28/10

[3] Benjamin Toff, director del Proyecto Confianza en las Noticias en www.reutersinstitute.politics.ox.ac.uk 22/10