En el marco del inicio del curso Revolución digital, datos y pandemia de la Universidad Abierta de Recoleta, conversamos con uno de sus docentes consultores, el doctor en Ciencias de la Computación, Profesor Titular de la Universidad de Chile e Investigador Senior del Instituto Milenio Fundamentos de los Datos, Claudio Gutiérrez, sobre la importancia de los datos en épocas del Covid-19 y cómo, desde la ciudadanía, podemos tomar un rol más activo respecto de los datos, el conocimiento y la información para transformar la sociedad.
El académico sostiene que el tema de los datos, de la información y del conocimiento, debería estar garantizado como derecho constitucional. “Hoy no puedes vivir, no puedes comportarte en sociedad, no puedes opinar y no puedes hacer política si no tienes datos”, explicó.
El Covid-19 nos presenta una serie de desafíos que tienen que ver, además de lo sanitario, con la recolección y el uso de los datos. ¿Cuáles han sido y son, a su juicio, los principales problemas que hemos enfrentado a nivel mundial y en Chile con respecto a los datos?
Explicaré muy rápidamente el proceso de los datos. Los datos se recolectan y, por lo tanto, hay que tener instrumental, sensores, y herramientas para recoger esos datos de las fuentes, en este caso, los pacientes. Luego, esos datos se integran, se almacenan y procesan, pasan por un flujo que va a las instancias correspondientes para saber quiénes son los usuarios que están interesados en los distintos tipos de datos. En ese proceso también hay que anonimizar los datos para evitar que se difunda información que pueda comprometer la identidad de las personas. En el caso de los datos médicos, eso es bastante complicado acá en Chile, por muchas razones, principalmente por privacidad. Pensemos en los exámenes de VIH. Pero acá hay temas comerciales, por ejemplo, si te diagnostican cierta enfermedad la Isapre te va a cobrar más o te va a quitar ciertas prestaciones. Hay un montón de cosas que complican el tema de la identidad, es importante mantener el anonimato. Luego, hay que integrar todos esos datos hacia los tomadores de decisiones y los tomadores de decisiones tienen que elegir qué datos usan, qué datos agregan y estadísticamente reunifican y luego qué datos se difunden.
Una vez explicado eso, en Chile tenemos problemas en todos los niveles. Tenemos problemas de recolección de datos, hay muy mala infraestructura para recolectar datos, no hay instrumental adecuado, los datos algunas veces se recogen en papel, otras veces el personal a cargo no alcanza a anotar todos los datos, no hay tiempo, hay menos recursos de lo necesario, hay menos personal del necesario. Esos datos hay que integrarlos, y no hay un sistema decente, diría yo, para integrar todos esos datos y luego tenemos el otro problema aquí en Chile y es que se toman decisiones oscuras, es decir, sin transparencia. No sabemos qué datos usan los tomadores de decisiones, qué datos no usan y, por supuesto, nos niegan los datos. Tenemos problemas que se arrastran de una infraestructura débil de salud para la recolección de datos, que tiene mucho que ver con los bajos presupuestos, con la debilidad del sistema de salud en general y con ineficiencias del sistema. También tienen que ver con el oscurantismo con que hoy el gobierno está tomando decisiones.
¿Por qué un gobierno querría negarse a entregar los datos a una comunidad científica que en este contexto lo único que hace es buscar soluciones y entregar insumos para tomar mejores decisiones?
Digámoslo más en genérico: cualquier persona que tenga poder va a evitar entregar los datos. Los datos también son información. Muchas veces se usa indistintamente los conceptos de datos e información, y hay una sutileza técnica que los diferencia, pero para efectos nuestros podemos pensar que son nociones similares. La gente que está en el poder no entrega información, porque información y datos son poder. Cuando tú tienes la información adecuada puedes determinar si las decisiones que tomó la autoridad están fundamentadas en evidencias o no están fundamentadas en evidencias y fueron arbitrariedades. Entonces, ¿qué mejor para evitar que tú me critiques a mí, que no darte los datos? Así no tienes ninguna posibilidad de criticar mi decisión. ¿Tú sabes por qué Ñuñoa estuvo seis, siete semanas en cuarentena? ¿Qué significa eso? Si yo tuviera los datos y me hubieran dicho la estrategia precisa por la cual estaban en cuarentena ciertas comunas, es decir, el parámetro alfa está arriba de cuál número, o esto pasa, perfecto, yo puedo comprobar. Lo que se llama ‘auditar’. Es una noción muy relevante: auditar los datos. Yo te puedo auditar las decisiones que tomas si tengo los datos. Entonces, a un gobierno y a toda autoridad, toda gente que tiene poder -en las empresas ocurre exactamente lo mismo- esconden los datos. No los difunden, no los entregan para que otra gente no audite sus decisiones. En el caso de los gobiernos esto es mucho peor, porque nosotros como ciudadanos y ciudadanas tenemos derecho a saber por qué se toman las decisiones.
¿Cuáles son los costos que estamos pagando, tanto en Chile como en el resto del mundo, por no contar con esos datos?
Es difícil determinarlo porque no contamos con los datos. Yo no puedo decir ni siquiera qué podría ser y qué podría no ser. La pandemia es algo nuevo y es particularmente compleja. Lo que hacen los científicos en general es testear muchos modelos, levantar muchas hipótesis, es tratar de contrastar ciertos modelos con otros, y para todo eso se necesitan datos. Quiero saber si el virus se está extendiendo a través los niños, o por la población de mediana edad, si los supermercados están siendo cruciales o no en la difusión de la pandemia. ¿Qué necesito para eso? Datos. Necesito saber cuánta gente contagiada llegó a ese supermercado, cuánta salió, cómo se ha movido, de dónde viene, hacia dónde va. Todos esos datos podrían ayudarnos a testear y a avanzar hipótesis sobre esto. En ese sentido, lo que podríamos hacer es incuantificable, es mucho. ¿Cuánto podríamos resolver con los datos? No lo sabemos. El problema de no tener datos es que ni siquiera sabemos cuánto más podemos avanzar. Pero de que vamos a poder avanzar más, seguro.
En una columna que publicó en Ciper hace algunas semanas se pregunta si es constitucional ocultar los datos, tanto a los ciudadanos como a la comunidad científica. ¿Por qué cree que es importante considerar el tratamiento de los datos en una carta fundamental, sobre todo cuando estamos en un proceso constituyente?
Hay tres nociones clave que han pasado a ser cruciales para la vida de las personas y están relacionadas: los datos, la información y el conocimiento. Estos tres conceptos son cruciales para que tú entiendas en qué mundo vives, cómo es la sociedad, qué te está pasando, cuáles son los efectos de tal medicamento, qué significa si las mediciones de gas están más allá de tal nivel o no. Necesitas conocimiento para todas esas cosas. Hoy, en esta sociedad en que estamos viviendo el conocimiento es una herramienta crucial para vivir, para estar en sociedad. Lo mismo con la información, y este es un concepto más antiguo. Por ejemplo, la Constitución de Estados Unidos incluye el tema de la información a los ciudadanos, de la prensa libre, esta idea de que es un derecho fundamental de las personas tener acceso a la información y los datos están exactamente en la misma línea. Los datos son información menos procesada a partir de la cual puedes obtener información o puedes obtener conocimiento.
Creo que el Covid-19 ha sido esencial para que la población entienda la importancia de contar con datos para determinar ciertas decisiones. Ojalá los alcaldes tuvieran datos de sus comunas para tomar las decisiones que tienen que tomar. No tienen toda la información que tiene el ministerio, entre otras cosas, y que tiene el gobierno, pero no se la dan a ellos, ¿por qué? ¿qué hay en esto? Hay un balance entre transparencia, entregar datos, y privacidad, eso hay que decirlo, pero es un balance que hay que discutir. Entonces, yo sostengo ahí que el tema de los datos, de la información, del conocimiento, debería estar como derecho constitucional porque no puede depender de cada gobierno y de cada legislador, en cada momento, determinar si tú tienes derecho a acceder a los datos, a la información, al conocimiento, porque hoy día no puedes vivir, no puedes comportarte en sociedad, no puedes opinar, no puedes hacer política si no tienes datos.
El miércoles 13 de mayo comienza el curso Revolución digital, datos y pandemia, realizado por la Universidad Abierta de Recoleta, del cual participa como docente y consultor. ¿Cómo se reflejan estos temas en el curso?
El curso originalmente trataba de datos en general y a propósito de la pandemia lo orientamos a tocar estos temas. El curso parte intentando conceptualizar y dar a entender qué son los datos, qué es el conocimiento, qué es la información, por qué importa y por qué estamos hablando de datos hoy, si antes no se hablaba de esto. Luego aborda el tema de los datos en la vida diaria, en las redes sociales. Los que tenemos hijos sabemos que los datos mueven a los jóvenes, es decir, pasan – no sé si la mitad de su día o de su vida – pegados a estas máquinas que lo único que hacen es transmitir datos y con eso viven como en un mundo virtual paralelo. Tratamos este mundo virtual paralelo, lo describimos y después vamos a ver los efectos de todo esto en la actualidad, con el ejemplo de la pandemia: qué significan los datos en este caso concreto, cómo importan, cómo son los flujos de datos. Y, finalmente, en el curso vamos a filosofar, pensar, reflexionar sobre el futuro de los humanos a propósito de los datos, cómo nos cambia nuestra manera de ser, de relacionarnos, de pensar lo que es humano. Todo esto a propósito de estas nociones de big data, de inteligencia artificial, que se nos vienen encima y parecieran que si no las entendemos vamos a quedar a merced de quienes las entienden. La esencia del curso tiene que ver con dar a entender a la gente, al ciudadano y ciudadana común cuál es la importancia, alcances y limitaciones que tiene hoy esta revolución digital y los datos para tener herramientas que nos permitan construir una sociedad mejor.
Me gustaría invitarlos a seguir el curso, a mirar los materiales, a explorar, a cada una de las ciudadanas y ciudadanos del país, a que piensen sobre este tema. Es un mundo virtual paralelo al mundo tradicional que estábamos viviendo y necesitamos entenderlo. Particularmente quienes queremos construir una sociedad diferente, más justa, más solidaria y más humana que la que tenemos.
Más información sobre el curso Revolución digital, datos y pandemia aquí.