Se trató de una iniciativa inédita de cooperación Sur-Sur que reunió a un equipo docente compuesto por expertas y expertos de organismos internacionales como UNICEF, UNESCO, FAO, UNFPA y el Instituto de Aprendizaje a lo Largo de la Vida de la UNESCO en Hamburgo, así como por docentes de universidades como el ICEI de la Universidad de Chile, el ABC Lab de la Universidad Católica Silva Henríquez y la UNEM. Participaron reconocidos actores regionales de la sociedad civil, entre ellos Save the Children, el Consejo Noruego de Refugiados, la Red Interagencial de Educación en Emergencias (INEE), el Instituto Radiofónico Fe y Alegría, el Clúster Global de Educación y Clúster Global de Protección, y actores públicos como el Ministerio del Poder Popular para la Educación de Venezuela.
Tras seis semanas de clases, los más de cuarenta y ocho mil estudiantes de toda América Latina cerraron el curso con un trabajo final, cuyos cincuenta mejores documentos formarán parte de una publicación digital que será difundida durante las próximas semanas.
“Uno de los valores significativos de esta experiencia ha sido no solamente una preocupación por la calidad y la pertinencia de los contenidos, sino también por la modalidad y el formato de desarrollo. Hoy estamos en una versión virtual en la plataforma de la Universidad Abierta de Recoleta y estamos preparando también, para todas aquellas zonas que tengan problemas de conectividad, un formato de curso en una versión radiofónica, desarrollada en alianza con las distintas radios comunitarias y escolares del continente, y al mismo tiempo una versión autoejecutable que pueda ser desarrollada fuera de línea, sin necesidad de acceder a datos, para precisamente garantizar que nadie se quede afuera de esta oportunidad de formación y desarrollo de capacidades”, señala Henry Renna, especialista en Educación en Emergencia (NORCAP), coordinador del Clúster Educación Venezuela, UNICEF, y uno de los coordinadores académicos del curso.
La conectividad y el acceso a la tecnología ha sido una de las brechas más relevantes que han quedado de manifiesto con el cierre de las escuelas, liceos y universidades del continente y el paso de la educación presencial a una experiencia remota.
Patricia Peña, periodista, académica, coordinadora del Diplomado en Comunicación Digital del Instituto de la Comunicación e Imagen (ICEI) de la Universidad de Chile y docente del curso, comenta que esta iniciativa “fue una oportunidad para abrir un debate y una conversación en relación a lo que efectivamente está ocurriendo en todos nuestros países, tanto a nivel de educación primaria, secundaria y también universitaria, de lo que ha significado y sigue significando activar estrategias y plataformas de educación remota en crisis. Uno de los aportes que buscamos con este curso es ampliar la mirada para entender que es un desafío que nos seguirá acompañando los próximos meses, y que para enfrentarlo necesitamos un trabajo en equipo, en red, donde también se necesita entender que una educación remota no necesariamente tiene que estar vinculada a soluciones tecnológicas de primer nivel, como son las plataformas de videollamada, videoclase, incluso de e-learning, sino que también debemos trabajar con todos los recursos a través de medios digitales y no digitales, y plataformas digitales y no digitales, que existen en cada contexto”.
El curso abordó temáticas relativas a los mecanismos de coordinación en situaciones de emergencias y crisis, las normas mínimas de educación en emergencias, los desafíos para adaptaciones curriculares, además de temas como salud mental, educación con pueblos indígenas, inclusión de personas en situación de discapacidad, entre otras temáticas.
“Fue un placer aportar a esta iniciativa y poder llegar con el tema de contención socioemocional en estos momentos de COVID-19. La educación con foco en lo socioemocional es una necesidad en todo momento y es una deuda en términos de tener realmente una educación integral y holística. Considerar a la persona como un ser único y a la vez social y situado en un contexto específico es la única manera de responder realmente al derecho a la educación, la educación que cada uno necesita para desarrollarse plenamente en comunión con los otros y con la naturaleza”, señaló María Isabel del Valle, profesora de Educación General Básica, consultora de UNESCO para temas de aprendizaje y contención socioemocional en situaciones de catástrofe y docente del curso.
Por otra parte, Raúl Valdés, coordinador de Programa en el Instituto de la UNESCO para el Aprendizaje a lo Largo de Toda la Vida en Hamburgo, Alemania, director del Programa de la Red Mundial de Ciudades del Aprendizaje de la UNESCO y docente del curso, señaló que “fue un verdadero placer haber participado en este amplio esfuerzo formativo. La intachable organización, aunado al valioso contenido ofrecido a través de video clases, conversatorios virtuales y otras modalidades contribuyeron a los excelentes resultados del curso”.
Durante las seis semanas de duración del curso los y las estudiantes pudieron acceder entrevistas, videoclases, conversatorios y un foro inaugural que reunieron a una treintena de profesionales, expertos y expertas que actualmente se desempeñan en distintas organizaciones y espacios educativos alrededor del mundo.
“Uno de los valores de este curso es que dio cuenta que ante problemas regionales las respuestas necesariamente deben ser colectivas, asociativas, cooperativas, y de un alcance continental. Creo que dio cuenta de la necesidad de construir una mirada desde Latinoamérica y el Caribe para dar respuesta a la crisis del COVID-19 y el cierre preventivo de escuelas. Además, creo que el curso demostró la capacidad de coordinar actores diversos, estatales, sociales y de la sociedad civil en torno a buscar o relevar la educación como un bien común universal y por último, significativo también la amplia transdisciplinariedad y diversidad de los y las participantes del curso que abarcaron colegas de múltiples disciplinas, de diversos sectores, no solo de educación, sino de protección, de salud, de seguridad alimentaria, y en efecto es la necesidad de contar con esta mirada holística e integral ante los desafíos que tenemos de cara al siglo XXI”, indica Henry Renna.