Rodrigo Hurtado, Director Ejecutivo de la Universidad Abierta de Recoleta (UAR) en el contexto de la pandemia que afecta a todo el mundo, analiza y se refiere a la situación de Chile y, en específico, de la comuna de Recoleta en el ámbito de salud, social, económico, educacional y político, en el libro Educación lugarizada desde lo común: una alternativa del Sur en pandemia. La iniciativa fue diseñada y auspiciada por el Consejo de Educación Popular para América Latina y el Caribe; la Editorial Muchos Mundos, y el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales.
En el texto se recoge la sistematización de experiencias educativas en pandemia en la República Bolivariana de Venezuela durante el 2020 y las perspectivas de educadores/as e investigadoras/es de Argentina, Bolivia, Chile, Costa Rica y Puerto Rico.
Para Hurtado, en su texto Neoliberalismo, comuna y función social del conocimiento señala que el neoliberalismo muestra signos de debilitamiento en distintos lugares y, en el caso de Chile, es necesario recordar que el 18 de octubre de 2019 se produjo un estallido de rebelión ciudadana y popular que identifica en los lastres de este modelo un conjunto de aspectos claves para la vida de las personas.
«La demanda principal es de superación de ese régimen político, económico y cultural”, enfatiza el director ejecutivo de la UAR. Sin embargo, añade, luego llega la pandemia a nuestro país y hasta la actualidad se encuentra en pleno desarrollo, y que sabemos que va a generar una crisis mucho más duradera que la crisis sanitaria misma.
Las demandas sociales, justas y necesarias por lo demás, que provocan este estallido, ya estaban siendo abordadas en la Municipalidad de Recoleta en todas sus áreas y, a la vez, con la Universidad Abierta de Recoleta (UAR) que es la primera experiencia como pluriversidad municipal que surge en Chile.
Esta comuna se ha caracterizado, por el desarrollo de iniciativas que abordan las necesidades y derechos fundamentales para las personas, con soluciones efectivas desde la organización comunal desde hace ocho años. Ejemplo de ello, son la Farmacia y la Óptica Popular y, posteriormente, la Inmobiliaria Popular. “En este marco de acción política transformadora que pretende superar el neoliberalismo y avanzar en la construcción de otros modelos de desarrollo que pongan al centro las necesidades de las personas, surge hace más de dos años la UAR, que, como cada una de las otras experiencias mencionadas de salud y vivienda, nace en un contexto de respuesta desde abajo a la mercantilización radical que vive el país”, analiza y comenta Hurtado.
En el texto mencionado el autor indica que: Hay que recordar que en el caso de la educación superior en Chile el 85% es privada, en el caso de la educación escolar alrededor del 70% es privada. Este es un contexto extraordinariamente adverso. Sin embargo, la historia de esta Universidad, aunque la experiencia es breve y en desarrollo, también da cuenta de condiciones que nos animan a pensar que hay muchos espacios para la acción contestataria, contrahegemónica, para que vayamos a contracorriente de lo dado.
Agrega que “nosotros entendemos que esta experiencia que forma parte de la superación del neoliberalismo, encuentra en la comuna su espacio natural”, enfatiza Hurtado. Y explica que “en todo el mundo hay un movimiento que se conoce como neo municipalismo, que asume que son los municipios los que deben liderar la lucha por la radicalización de la democracia y la recuperación de los bienes públicos y comunes. En ese sentido, entendemos que no existe un bien más público y trascendental para el desarrollo de la vida humana en comunidad que el conocimiento”, indica el director de la UAR.
La tarea urgente, entonces, es dispersar el conocimiento y el saber en los territorios, democratizarlo, y darle una función social, es decir, conectarlo con la necesidad de pensar en una sociedad regida por un modelo de vida distinto y otro elemento importante y que no se puede perder de vista, es la necesidad de territorializar este proceso, apostar por el encuentro de los mismos territorios con la construcción comunal, el entrelazamiento de la comunidad organizada con una política pública popular desde lo comunal.
Sin duda, destaca Hurtado, “esto tiene consecuencias epistemológicas enormes porque, primero, hay una repensar las instituciones educativas, retomar la idea de que tienen un rol, en particular las universidades, de contribuir a los procesos de desarrollo social, local y nacional y son estas necesidades auténticas del pueblo las que deben orientar su desarrollo y producción de conocimiento, y no los intereses corporativos y productivistas del mercado”; por ejemplo.
Hoy tenemos, concluye Hurtado, urgencias provocadas por la pandemia y el neoliberalismo que tenemos que abordar, tales como la soberanía alimentaria y la universidad no puede estar disociada del hambre que está golpeando a nuestros pueblos. Hay una oportunidad enorme de hacerse parte de estas soluciones tan sentidas por la gente, de construir tejidos sociales, de poner el conocimiento al servicio de estas necesidades, apostar definitivamente a una forma de generación de conocimiento y distribución de éste. Es decir, que sea situada territorialmente y orientada e inspirada en estas necesidades capturadas en el contacto con los estudiantes que, a su vez, son los vecinos y las vecinas de la comuna. “Para ello, apostamos a derivar de esta práctica un conocimiento útil para la definición de políticas públicas de alcance local que nacen de este diálogo popular y ciudadano”, enfatiza Hurtado y agrega que “este proceso participativo nos permite construir un intelectual colectivo por sobre la tiranía de los expertos. Expertos que nos han llevado a fracaso tras fracaso y que lo entendemos por su desconexión con la realidad y extrema conexión con intereses externos”.
Revisa el libro digital completo: Educación lugarizada desde lo común: una alternativa del Sur en pandemia.