En una experiencia formativa nueva para la Universidad Abierta de Recoleta (UAR) se iniciaron hace un par de semana los Talleres de Acción Comunitaria (TAC), instancias concebidos para una vinculación más estrecha con las necesidades territoriales de las y los vecinos, y las comunidades.
De acuerdo a la definición del área Académica de la UAR estos talleres no presenciales se generaron desde un modelo tecno-pedagógico que permite cumplir objetivos de aprendizaje especialmente significativos para el desarrollo de habilidades y praxis comunitarias, con foco en la autogestión, y en la auto organización.
Y así lo reflejan las opiniones de sus participantes, como lo indica Claudia Lara, participante del taller Técnicas de cartelería en la expresión ciudadana, indicando que “la experiencia que estoy viviendo es maravillosa. Estoy demasiado feliz, los profesores son muy amables y preocupado que entendamos la materia, que si tenemos dudas se aclaren, y siempre están pendiente de nosotros”.
Explica que su motivación “es aprender y debido a la pandemia me he quedado sin trabajo y me he tenido que reinventar, y nunca es tarde para aprender y poder enseñar a los demás”.
Algo similar expresa desde Venezuela, Antonio Espinoza, quien participa de dos talleres, destacando la dedicación de los docentes “hacia nosotros los participantes, y eso facilita cuando uno quiere aprender nuevas cosas y reforzar las que ya tenía”.
Opiniones similares tienen los profesores, como lo expresa Daniel Castillo, bioquímico de la Universidad de Chile, y responsable del taller Manipulación higiénica de alimentos. “Esta experiencia ha sido muy enriquecedora desde el momento de la preparación de todo el material académico hasta el encuentro con los estudiantes. Es increíble poder otorgar conocimientos y aptitudes a personas que tienen una labor social muy importante en tiempos de pandemia como también de forma permanente”, señala Castillo.
Lo mismo señala la docente Marcia Pinto, quien tiene treinta años de experiencia en la búsqueda y práctica relacionada con técnicas de pintura y dibujo. “Ha sido una experiencia nueva pero motivadora, adaptar técnicas que son más prácticas que teóricas es difícil pero creo que se ha logrado el objetivo”, explica. Este taller, señala, “me permite traspasar mis conocimientos para que se conviertan en una herramienta útil a las personas”.
Sobre los participantes, Pinto destaca “su entusiasmo y versatilidad. El interés creado por aprender y los distintos propósitos que los mueven”. “Me ha llamado profundamente la atención la disposición de ayuda social que tienen los estudiantes, y ese deseo de querer perfeccionarse para poder ayudar a otras personas dentro de su comunidad. Creo firmemente que este tipo de espíritu comunitario hace que todas las cosas, en un futuro cercano, puedan ser diferentes”, complementa Castillo.
Concluye que “una de mis grandes creencias es que el conocimiento y la educación deben estar siempre a disposición de todos. La Universidad Abierta de Recoleta me ha dado la oportunidad de poder trabajar en esta ideología y ver cómo otras personas crecen y construyen sus propias convicciones día a día”.