En la última edición del 2021 del programa En comunidad de la Universidad Abierta de Recoleta (UAR), que se emite a través de la señala de Radio Bellavista, conversamos con Doris González, quien aparte de ser consejera del Instituto de Gobiernos Locales de la UAR, es Licenciada en Trabajo Social y Magíster en Hábitat Residencial de la Universidad de Chile, además de dirigenta de Ukamau, el movimiento de pobladores y pobladoras que desarrolló el proyecto habitacional Maestranza, en la comuna de Estación Central. Esta iniciativa, señala González, ha demostrado la posibilidad de llevar adelante una política de suelos orientada hacia la vivienda digna y una mejor ciudad. “Están las posibilidades de hacerlo, está la ‘expertise’ técnica, porque en el centro de la ciudad, en un terreno en el que parecía imposible, cuando nos decían que el valor de ese suelo era impagable para construir vivienda social, lo pagamos, lo logramos, y lo hicimos. Cuando las organizaciones y comunidades logran organizarse, también aportan al desarrollo que necesita el país”, explicó.
La entrevista partió abordando el rol femenino en la última elección, indicando que fueron las mujeres menores de cincuenta años las que, según algunos análisis, le dieron el motor de triunfo a Gabriel Boric.
¿Cómo crees que esto debe reflejarse en la manera en que el conglomerado Apruebo Dignidad lleve adelante el Gobierno? ¿Qué cosas o acciones sí o si deben ocurrir en este sentido?
No lo veo tan difícil, más allá de la complejidad que esto tiene, porque el gobierno tiene una tarea compleja ciertamente, difícil, pero creo que hay que definirlo en varias áreas, que es lo que se trabajó en el programa: la transversalidad de la mujer en los distintos espacios que tenemos que generar tanto en políticas públicas, como en los espacios de decisión. Las mujeres son muy importantes en los espacios en los que se van a tomar decisiones, espacios que hemos ido ocupando, siendo honesta, muchas veces a codazos.
¿Crees que el Ministerio de la Mujer debe estar en el comité político?
Creo que sí, es una cuestión importante porque además quienes cumplen el rol para estar ahí, creo que sobran en la coalición, hay muchas compañeras que son tremendas, y que van a cumplir un tremendo aporte. El presidente electo Gabriel Boric tiene la tarea de definir quién, pero tenemos un abanico de tremendas mujeres que han desplegado luchas desde diferentes ámbitos también. Desde los espacios académicos, territoriales. Pero lo que va a jugar un rol importante y va a marcar un giro importante es que la ligazón del Estado, del Gobierno, en lo territorial, va a ser muy importante, y por qué digo esto: porque quienes lideramos los procesos organizativos de los territorios, somos las mujeres, lo que ha sido así históricamente, como también lo ha sido la lucha por la vivienda, que ha sido un espacio natural para nosotras. En este ciclo político y en los ciclos políticos que en general se han abierto el último tiempo, las mujeres hemos logrado liderar procesos importantes de trasformación territorial, que en muchos casos no estaban ligados con el Estado. Entonces acá hay una oportunidad de transformación de esta figura del poder, la figura del hombre poderoso, resguardado en La Moneda, distante, muy seguro, en un espacio de confort distinto al que uno vive cotidianamente, que creo el presidente electo ha cambiado, él ha salido a abrazar a la gente, y la gente lo abraza, las niñas y los niños también, creo que hay un mensaje que se ha enviado estos días, que es de mucha esperanza.
Integras el consejo académico y social del Instituto de los Gobiernos Locales (IGLO) de la Universidad Abierta de Recoleta, ¿qué rol crees tendrán los gobiernos locales en el nuevo ciclo que se abrió el 19 de diciembre?
Sin duda que los gobiernos locales son la primera línea de respuesta a las necesidades que tienen las comunidades, y también son una especie de aparato de choque, porque todas las quejas y reclamos llegan ahí. Este ciclo que se ha abierto con iniciativas que han desbordado las pocas atribuciones que tenían los municipios, que era solo administrar, fiscalizar, se ha ido avanzando en ciertas cuestiones que han ayudado a resolver y mejorar la vida de las personas. Librería, óptica, farmacia, ahora el tema del gas, que también es una iniciativa que nace desde los municipios, creo que el Estado va a tener que abrirse a que lo que habíamos visto como estructura, tan poco permeable de la institucionalidad local, tiene que ir cambiando y modificándose. Hay demostraciones claras de que así tiene que ser, porque hace 3 o 5 años atrás, se decía que no se podían hacer cambios, que las cosas se hacían así, que se funcionaba en la medida de lo posible. Creo que se ha avanzado mucho. El rol de las alcaldesas y alcaldes se ha ido modificando. Creo incluso que debieran tener más atribuciones.
En el tema de la vivienda, con la Inmobiliaria Popular, que es una iniciativa comunal, nos habla de lo mismo, por lo que tiendo a pensar en que hay que profundizar este tipo de cosas y crear espacios mucho más coordinados y expeditos entre lo que necesitan los Gobiernos Locales y cómo el Estado da respuesta y sustento a esas necesidades que se han generado y que han ido mutando en este tiempo, porque también nuestra población ha cambiado, no solo culturalmente: está la migración no solo de personas que han llegado de otros países, sino lo que la crisis sanitaria ha generado, personas que han tenido que cambiar de lugar. Entonces, estar a la altura del momento es una de las tareas que tenemos los gobiernos comunales. Vamos a jugar un rol fundamental en cómo cambiar la forma de hacer política, cómo estar mas cerca de la gente, de las comunidades, algo que pareciera natural pero no siempre es así, porque también en algunos casos la figura del alcalde o alcaldesa parece o es inalcanzable. Debemos orientar la labor a cambiar y facilitar la vida de las personas, pero también generar cierta cercanía y cambiar las lógicas que se han mantenido durante tantos años.
¿Crees que a través de la nueva carta magna y de todo el entramado legal que se derivará de ella, se debiera entregar más atribuciones a los gobiernos locales?
Creo que hay muchas inquietudes y expectativas de lo que se pueda generar en torno a la Convención. Efectivamente lo que esperamos quienes hemos venido trabajando desde los territorios, es poder romper las barreras que muchas veces encuentran los gobiernos locales, y regionales también. Avanzar en ese sentido y que esta nueva estructura que hay que darle forma, permita dinamizar muchas cosas, inequidad en los fondos, en los recursos que se entregan, los déficits, porque no hay plata o no alcanza para nada. Que los municipios puedan resguardar ciertos intereses para sus habitantes. Hemos visto no solo en la Región Metropolitana, sino que en el resto del país, que llegan las inmobiliarias, construyen y no entregan más beneficio que la ganancia que generan para sí mismas. Hay una deuda que saldar, un andamiaje estructural que hay que preparar para que los empresarios también se pongan. Esto lo tenemos que hacer entre todos y todas. Esto no lo decimos sólo desde este sector. Cuando los empresarios dicen “hay que ponerse”, bueno, hay que ponerse también para mejorar estos espacios comunales y en esto los municipios no tienen muchas atribuciones, entonces hay que crearlas, para mejorar el entorno y la calidad de vida de las comunidades.
Urbanización, suelo y una mejor ciudad
Ukamau ha llevado adelante la lucha por el derecho a la vivienda digna, ¿cómo ves o evalúas los compromisos del nuevo Gobierno en este tema?
Hay un déficit gigante de viviendas en nuestro país, tanto en lo cuantitativo como en lo cualitativo, lo que es peor aún. Problema que se ha profundizado durante la pandemia. Cuando las autoridades de salud recomendaban quedarse en los hogares y no salir, con la situación del Covid-19, cuando la mayoría vive en condiciones precarias, supimos de un ministro que dijo que en realidad no conocía la realidad en la que vivía la población, los niveles de hacinamiento y pobreza en la que vive. Esto significó que muchas familias tuvieron que trasladarse a vivir a sitios irregulares, y se produjo un estallido silencioso también, que es el de las tomas y los campamentos, que no es una cuestión sencilla de resolver. Ahora, pensando en que tenemos un gobierno, ¿cómo resolveremos este problema, que es tan crítico y urgente? Hay varias coas que se fueron conversando. Hay un acuerdo con las organizaciones que luchan por el derecho a la vivienda y la ciudad, firmado hace un par de semanas con el presidente electo, que pone énfasis en algunas cosas que tienen que ver con temas de urbanización, por ejemplo, familias que hace años viven en lugares sin alcantarillado ni acceso al agua potable, situación que es urgente. Asegurar el acceso a la vivienda, lo que no significa que toda la gente quiera tener patrimonio, sino quizás una vivienda transitoria, ahí se debe regular el tema del arriendo. Y por sobre todo una política de suelos que permita construir viviendas donde pareciera que es imposible. Como Ukamau hemos demostrado que sí se puede, que están las posibilidades de hacerlo, está la ‘expertise’ técnica, porque en el centro de la ciudad, en un terreno en el que parecía imposible, cuando nos decían que el valor de ese suelo era impagable para construir vivienda social, lo pagamos, lo logramos, y lo hicimos. Cuando las organizaciones y comunidades logran organizarse, también aportan al desarrollo que necesita el país. Hay que mirar de manera diversa la solución de vivienda y la crisis de la ciudad, que es una cuestión pendiente y una fractura que nos dejó la Dictadura, que mandó a los pobres a vivir a la periferia y solo construyó unidades habitacionales pequeñas, de baja calidad y que eran solo casas, no había nada más. Hay lugares en nuestro país donde en un pasaje ni siquiera pasa un auto, porque no se imaginaban que los pobres pudieran tener acceso o adquirir un vehículo, Entonces una tardea pendiente también es ésta, la ciudad. Todo esto se debe hacer siempre de la mano de la gente, de las comunidades y de las organizaciones, que es la que pone sus capacidades y conocimientos y que nos permite mejorar y optimizar la política pública e incluso, gastar menos, aunque muchos crean que no es posible. Hemos demostrado que, a largo plazo, sale más barato.