Como parte del lanzamiento del Instituto de los Gobiernos Locales de la Universidad Abierta de Recoleta se realizó el foro Modelos de desarrollo, gobiernos y economías locales que contó con la participación de la investigadora de Clacso y economista, María José Becerra; el investigador de la Fundación Sol y economista, Marco Kremerman; el doctor en Filosofía, Política Economía de la Universidad de York, Claudio Santander; y el alcalde de Recoleta, Daniel Jadue.
El edil recoletano se refirió a la importancia de los gobiernos locales, argumentado que “al parecer quienes desarrollan la actividad política entre el ejecutivo y legislativo, suelen considerar que los gobiernos locales fuesen la segunda división de la política, y que solo nos encontramos para ejecutar los proyectos que ellos diseñan, acuerdan, legislan e implementan. Sin embargo, el país se ha dado cuenta que las municipalidades pueden jugar un rol más protagónico en la protección social”, aclaró.
Además, Jadue, dentro de su presentación argumentó que no es posible que exista tanta desigualdad en los ingresos per-capitas entre una comuna y otra, sobre todo las más acomodadas y de las cuales pueden generar mayores ingresos que la más vulnerables.
A continuación, los panelistas respondieron a la primera consulta que apuntaba a saber ¿qué tipo de políticas públicas para el desarrollo económico local han predominado en Chile y qué impactos han tenido? La primera en intervenir fue María José Becerra quien indicó que «se estableció el Estado subsidiario, el cual se replica en los gobiernos locales, se establecieron instituciones financieras y económicas, políticas fiscales, políticas tributarias, políticas monetarias que no incluyen el desarrollo económico local». Agregando que «se han generado lamentablemente espacios de no crecimiento, de no generación de un nuevo valor económico, y por tanto de no justicia social».
Kremerman en tanto indicó que en Chile se ha operado desde la lógica de que «el Estado y los municipios sean aliados del capital y de alguna manera todas las políticas públicas que se han ido implementando apuntan justamente a ese sentido, que los alcaldes, alcaldesas y autoridades varias, sean aliados del capital, para que se expandan espacios para el capital, para que este pueda meterse en los hogares y explotar las finanzas en estas nuevas formas de acumular. Se busca mercantilizar todos los espacios y es fundamental para ellos contar con esa venia».
Agregó que «la palabra desarrollo es otro concepto que hay que discutir. Qué es desarrollo económico. No es lo mismo que crecimiento claramente, a pesar de que en Chile se sigue repitiendo que aumentar el PIB es sinónimo de desarrollo. Y desarrollo económico es que en el territorio quede algo, que queden capacidades productivas no para quienes lideran los procesos de acumulación sino para todas las personas que viven en ese territorio». Por su parte Santander manifestó que «de alguna u otra forma uno podría decir que el modelo chileno de desarrollo es hiper centralista y promueve una hiper concentración, y no solamente de los sectores sino también de los recursos, del poder y sobre todo de la población, lo que limita el desarrollo económico tanto a niveles regionales, como a niveles locales».
A continuación, abordaron modelos alternativos de desarrollo económico local, donde Santander presentó una propuesta de riqueza comunitaria, «que es un modelo de desarrollo local que comenzó en la primera década de este siglo a través de un fenómeno que es bastante común en los países industrializados, que es la creciente precarización de ciertas ciudades que alguna vez fueron industriales». Explicó que tienen como idea crear un entorno cooperativo, una especie de círculo virtuoso en el cual las cooperativas de trabajadores, las organizaciones municipales y las organizaciones de la sociedad civil se complementaban para desarrollar capacidades, y generar recursos que quedarán en las localidades. No es sólo un modelo de ayuda mutua sino que ha empezado a crecer, creando otras instituciones que puedan ayudar a solventar el trabajo inicial de esta red virtuosa.
Kremerman por su parte señaló que cree que debemos generar nuestras propias experiencias y para ello es clave volver al concepto de economía, que es la administración del hogar y lo que hay que preguntarse es cómo se administra un hogar, un territorio, respetando ciertos equilibrios básicos humanos, ambientales, y sociales. Explicó que para eso se requiere al menos hacerse las tres grandes preguntas que siempre se ha hecho la economía política: qué se produce, cómo se produce y para quién se produce. Es muy importante, añadió, en cualquier estrategia de desarrollo local, como las que se están desarrollando en Recoleta y en algunas otras comunas, hacerse esas preguntas para que pueda existir soberanía y para que pueda existir autonomía.
Becerra indicó que «cualquier modelo será alternativo cuando garantice algo de democracia económica y que este es un concepto que no lo tenemos introducido en nuestro país. Cuando hablamos de democracia económica significa que se pueden identificar los territorios y la función social de la economía a que se dedican».
Finalmente, los panelistas abordaron estrategias para implementar desde los gobiernos locales y las comunidades. Becerra indicó que hay que hacer cambios en la Constitución para evitar los severos amarres que delimitan este concepto de democracia económica y la aspiración a que haya un florecimiento de todos los tipos de generación de valor económico y ahí estamos hablando de dejar el estado subsidiario atrás. Señaló que se debe avanzar hacia la generación de un nuevo modelo desarrollo de acumulación y crecimiento justo y sostenible.
Para Kremerman resulta clave el contexto y que exista un salario social, es decir que el bajo salario que ganan los trabajadores no tenga que también irse en pagar educación y salud, y por eso plantea que es importante que todas las políticas que se diseñan de los territorios visualicen los procesos de la acumulación capitalista, para que ayuden a desmercantilizar la vida para que exista mayor soberanía y autodeterminación de las organizaciones y de los propios territorios.
Santander indicó por último que hay que generar un modelo virtuoso como los descritos, y que se basen en cuatro aspectos: generar una democracia económica en la que se identifican las prácticas propias de la comunidad del territorio que los gobiernos locales van a promover y fomentar; ejecutarlas a través del modelo de pre distribución; identificar a organizaciones e instituciones arraigadas localmente para gasten y promuevan la actividad económica; y una sistematización de la información y del conocimiento a nivel de las políticas de desarrollo local.