En la última edición del programa radial En comunidad, conversamos con el astrónomo, profesor de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, Premio Nacional de Ciencias Exactas (1999) y miembro del Consejo Académico y Social de la Universidad Abierta de Recoleta (UAR), José Maza Sancho, a propósito del foro virtual que la institución, en conjunto con la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones de la Universidad de Chile (VEXCOM), realizará el lunes 17 de enero a las 19 horas.
Generar conocimiento interdisciplinario desde las artes, las ciencias y las comunicaciones es el tema de la instancia virtual, que reunirá a Maza con los también Premios Nacionales María Olivia Mönckeberg (Periodismo, galardonada en 2009) y Ramón Griffero (Artes de la Representación y Audiovisuales, premio que recibió en 2019). A partir de su particular ámbito de formación y su experiencia, los tres académicos intercambiarán sus reflexiones en torno a las posibilidades y desafíos de la interdisciplinariedad en la generación de conocimiento y en la construcción de la Universidad y el país.
Uno de los aspectos que el también Doctor en Astrofísica de la Universidad de Toronto (Canadá) destacó en su conversación con En comunidad fue la necesidad de que Chile dé, de una vez por todas, el salto hacia el desarrollo, siempre de la mano de la educación, la industrialización y la ciencia.
“En Chile se habla mucho de que queremos ser un país desarrollado, de que estamos en vías de desarrollo, se habla mucho del desarrollo frustrado de los países que están a medio camino. Nosotros no somos tan pobres como para decir que estamos abajo, pero estamos bastante lejos como para ser de arriba. Estamos flotando entre dos aguas, y hay muchos países que estando entre esas dos aguas, terminan hundiéndose más que ir para arriba. El único camino certero para el desarrollo de un país es la educación, la ciencia y la tecnología. La innovación y la industrialización. Leí en la prensa que Corea del Sur tenía en los años sesenta un tercio del producto interno bruto de Chile. Un tercio…educó, educó y educó y en vez de vender pescados y mariscos empezó a fabricar autos, televisores, y el país se industrializó. Hoy ya no está un tercio más abajo que nosotros, sino que casi el doble mas arriba. Es un país que hoy esta alcanzando el desarrollo, y esto no lo alcanzó sacando más y más pescado. Acá se dice que siempre estamos a punto de…si vendemos un poco más de cobre, de litio, de vino, vamos a alcanzar el desarrollo. Eso es mentira”, enfatizó.
En opinión de Maza, actualmente el modelo chileno permite la repartición de la riqueza de manera desigual, lo que sumado a la desigualdad en el acceso a la educación y el saber, dificulta el camino que Chile debiera emprender de manera decidida para alcanzar un desarrollo sostenible que permee a toda la ciudadanía.
“Con el sistema que tenemos ahora se han enriquecido veinte, treinta empresas, y el desarrollo del país es el desarrollo de unos pocos, y más o menos las trescientas o cuatrocientas lucas para el resto. Pero un país desarrollado no puede ser un país analfabeto. La educación es la base de desarrollo de un país, no es vender mas cobre o más litio, es educar mejor a la gente. Chile invierte en ciencia y tecnología el 0.36% de su Producto Interno Bruto (PIB), cuando en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) los países desarrollados invierten el 2,4% en esas áreas. Israel invierte el 4,9%. Entonces, por mucho que caigan miles de millones de dólares a unos pocos, y que paguen impuestos, sí, los impuestos sirven para hacer andar el país, pero el desarrollo humano pasa por inversión en educación, en ciencia y tecnología”, destacó.
El rol de la Universidad y la educación pública
El astrónomo autor de Somos polvo de estrellas y Marte: la última frontera, entre otros libros, se refirió al deber de las universidades y de la educación pública de formar a distintas generaciones destacando, en este sentido, la labor de la Universidad Abierta de Recoleta.
“Todas universidades del mundo tienen la obligación de perseguir el conocimiento, ampliarlo diariamente, y en ese esfuerzo participan todos los académicos y alumnos que integran las distintas carreras. Las universidades en Chile debieran tener como objetivo no lucrar, sino hacer más grande a Chile a través de la formación de los mejores profesionales. En alguna medida lo han cumplido. Pero una de las grandes deudas que creo que tienen las universidades públicas, y la Universidad de Chile en particular, -y esto tiene que ver con la UAR por la tarea que cumple- es que debiéramos tener una escuela de educación continua, para que todos nuestros egresados puedan volver a los cinco o diez años a tomar una acreditación, un curso, una actualización. Ustedes lo hacen con la Universidad Abierta de Recoleta, el poner el conocimiento al alcance de la gente, pero no solo porque muchos de los ciudadanos no han tenido opción de tener un acceso al conocimiento, hay otros que sí lo tuvieron, y que hoy se podrían informar de lo que está pasando ahora, actualizarse. Insisto en algo que he repetido una y otra vez: la educación pública tiene que ser en primer lugar de calidad; en segundo lugar, de calidad; y en tercer lugar, si es que alcanzamos, gratuita. Lo importante es la calidad del producto. Eduquemos a todo el mundo, y en eso la Universidad Abierta de Recoleta hace una tremenda labor que felicito”, finalizó.