De acuerdo a Frans Van Eemeren y Rob Grootendorst, teóricos de la argumentación, para que un diálogo argumentativo resuelva una diferencia de opinión deben darse condiciones previas. Las condiciones de primer orden son las conocidas diez reglas de la discusión crítica. Pero las condiciones de orden superior tienen que ver con condiciones de índole personal (por ejemplo, no es posible dialogar con quien no tiene apertura al diálogo ni está dispuesto a oír críticas) y condiciones de índole social (por ejemplo, no es posible resolver disputas argumentativamente en una sociedad que no respeta la libertad de expresión).
En una situación social en que claramente no se encuentran las condiciones apropiadas para deliberar ‘normalmente’, pedir simplemente que se acceda al diálogo es una petición ingenua si no se hacen esfuerzos por reconstituir las condiciones sociales que permiten el mismo. Es un ‘fetiche de las formas’.
Las condiciones sociales para permitir el diálogo y deliberación constructiva tienen que construirse mediante señales políticas. Es esperable que todos los sectores políticos estén a la altura de articular el conflicto social para que se encause por las vías de la deliberación política, y así no tengamos que seguir lamentando la violencia desatada que hemos visto estos días. Así, por un lado, hace falta evitar la proliferación del pánico colectivo mediante desafortunadas ‘declaraciones de guerra’, y por otro lado debe evitarse el infantilismo de condicionar la posibilidad de diálogo a condiciones irrealizables.
Hacemos un llamado a todos los actores sociales y políticos a hacer un esfuerzo mancomunado por restablecer las condiciones básicas para el diálogo, avanzando en resolver la profunda diferencia de opinión entre los ciudadanos y la clase política.
Mauricio Torres J.
Profesor de Argumentación y Debate
Universidad Abierta de Recoleta