Pasada la efeméride del golpe de Estado, los medios comienzan a perfilarse lo que será la agenda de los últimos meses del año. Desde la izquierda no aparecen liderazgos capaces de entregar a la opinión pública una conducción política en miras del plebiscito de diciembre.
Terminado septiembre, dejando atrás los actos conmemorativos del golpe de Estado, los medios y los actores políticos comienzan a perfilar lo que serán sus estrategias comunicacionales para la última parte del año. La efeméride de los 50 años del golpe marcó una disputa abierta por la interpretación de la historia reciente del país, reflejando posturas contrapuestas que colisionaron a través de la agenda de los medios (ver informes de la Universidad Abierta de Recoleta sobre los 50 del golpe en los medios en https://www.uar.cl/centro-de-estudios-de-medios-informe-50-anos-del-golpe-de-estado).
Para la izquierda, el trauma del golpe de Estado y la dictadura significan una visión de mundo existencial donde las emociones son parte preponderante de la comprensión de los hechos que componen la esencia mental de las víctimas; mientras, los victimarios o vencedores, apelando al miedo que les produjo el Estallido Social, el uso del entramado mediático y la conjunción entre actores y los medios corporativos, pueden proyectar las estrategias comunicacionales que desarrollarán en mira de los últimos hitos del año.
La exposición mediática de los 50 años mostró a la derecha utilizando todas las herramientas para la construcción de agenda, especialmente, una coordinación entre el aparato comunicacional (medios) y los actores políticos; mientras, desde la izquierda, se carece de esta capacidad, mostrando esfuerzos fragmentados y sin coordinación.
El próximo hito para las estrategias comunicacionales de la derecha, es el aniversario del Estallido Social, el 18 de octubre, esta fecha se presenta como un movimiento táctico para preparar el plebiscito de diciembre sobre la propuesta del Consejo Constitucional: “Tras reunir más de un tercio de las firmas, la Cámara de Diputados realizará una sesión especial el 17 de octubre para ‘condenar el estallido’ del 18 de octubre de 2019, tras una solicitud impulsada por la UDI la que se plegó el resto de Chile Vamos y el Partido Republicano (Biobiochile.cl 02/10).
Las informaciones post 50 años empezaron a enfocarse en los movimientos del partido Republicano en el Consejo Constitucional, mostrando que la propuesta comienza a convertirse en una constitución que consagra el neoliberalismo extremo como piedra fundacional de la mercantilización de todos los aspectos de la vida individual y social: «hoy el Estado social y democrático de derecho (uno de los 12 bordes) sólo queda en el papel, dado que se mantiene el sistema subsidiario, y para nosotros es lo más complejo porque pone en peligro los derechos sociales (…) lamentablemente hoy para la derecha es más importante constitucionalizar las isapres y las AFP” (consejera Karen Ayala en Cooperativa.cl 20/09).
La prensa corporativa presenta las informaciones sobre el Consejo como noticias a cargo de actores políticos que chocan en visiones opuestas entre oficialismo y oposición; sin embargo, desde las propuestas que parecieran como descabelladas, como el dejar de cobrar contribuciones que implicaría un impacto directo a los municipios más pobres; retrocesos en los derechos de las mujeres; o, consagrar constitucionalmente las desprestigiadas AFP´s e Isapres; informaciones que causaron desavenencias entre Chile Vamos y Republicanos –declaraciones de Evelyn Matthei sobre no querer gastar su capital político-, las propuestas comienzan a ser normalizadas por los medios y los actores políticos a pesar del escaso apoyo que presentan incluso en las propias encuestas del entramado comunicacional corporativo.
A pesar de los datos de las encuestas, que muestran un contundente apoyo por rechazar, la concertación entre diversos actores de los partidos políticos que ven el fracaso del proceso como un fracaso de toda la clase política tanto como el poder del entramado mediático mantienen el resultado del plebiscito en la incertidumbre.
En los hechos, las propuestas de aprobar el proyecto constitucional, implica que el grueso de los ciudadanos, que son las grandes masas de trabajadores y la clase media, voten en contra de sus propios intereses y a favor de los intereses empresariales y las familias que controlan la economía nacional.
La normalización de la propuesta de la extrema derecha comienza desde las cúpulas de los partidos conservadores que ven una oportunidad de consagrar el modelo de desarrollo neoliberal, impuesto por la dictadura, por muchos años más: “Porque junto con que la ciudadanía muestra distancia del Consejo Constitucional en la actualidad, también dice una mayoría importante que le encantaría que esto llegue a buen puerto. Le encantaría. Y, por otra parte, cuando uno empieza a preguntar si conoce alguno de los contenidos del proyecto y se empieza a dar cuenta de que muchas de las cosas que al ciudadano común y corriente le gustaría que ocurran están, empieza a cambiar drásticamente la percepción del proceso (…) pido prudencia y pido sabiduría. Porque finalmente todos nos embarcamos en este proceso con la idea de que resulte” (Rodrigo Galilea, nuevo presidente de Renovación Nacional en Cooperativa.cl 02/10).
La incertidumbre sobre el final del proceso constitucional aumenta por la indecisión de los referentes políticos de la izquierda, que esperan que los expertos del Consejo Constitucional puedan enmendar la aplanadora pasada por Republicanos y la derecha.
La falta de definiciones políticas se ve agravada por la inexistencia de liderazgos políticos desde la izquierda que puedan entregar una visión sólida y fuera de los compromisos de los partidos; quién asuma en este momento este liderazgo, podrá convertirse en un referente importante para la izquierda.
Se puede prever que el aniversario del Estallido Social será usado desde la derecha para reforzar en el imaginario de la opinión pública la visión de una delincuencia descontrolada tanto como proseguir con la conexión entre violencia de los manifestantes con la delincuencia común e incluso el crimen organizado. El renovado liderazgo de Piñera, tras convertirse en interlocutor prioritario para el gobierno de Gabriel Boric, lo dejó en claro cuando en Argentina manifestó: «este era un golpe de Estado para debilitar las bases mismas de la democracia y usaron brutalmente la violencia, era una violencia irracional, estaban dispuestos a destruirlo y quemarlo todo, iglesias, colegios, hospitales, monumentos, plata de energía, lo que se cruzara en su camino» (Emol.com 22/09).
Por otra parte, una información que podría haber sido capaz de bascular la opinión pública respecto al chantaje permanente de la derecha con el tema de la delincuencia, fue la captura de dos carabineros -uno en activo y otro en retiro- entre los detenidos de una red de ladrones de madera y perpetradores de atentados en Arauco, calificados por la prensa como: Resistencia Mapuche Lavkenche.
Sin embargo, estas informaciones, exhibidas profusamente en un inicio por la prensa corporativa, rápidamente salen de la agenda, siendo reemplazadas por los crímenes del Tren de Aragua con la creación del consiguiente miedo en la población, la que es incitada a sentirse en medio de una guerra entre delincuentes internacionales y la policía en las calles de las ciudades chilenas.
Centro de Estudios de Medios