Como cada año, la conmemoración del 11 de septiembre nos interpela para reflexionar sobre lo que significó la interrupción violenta del proceso de la Unidad Popular y el comienzo de la Dictadura Cívico-Militar; esta, mediante el terror y la violencia estatal, implantó reformas estructurales-autoritarias que cambiaron el devenir de la historia de Chile, la forma de relacionarnos y el modo en que construimos esas relaciones.
No cabe duda de que el Golpe de Estado y la Dictadura constituyen recuerdos de una experiencia traumática de país. ¿Por qué entonces insistir en traerlos al presente? Es usual leer -a propósito de conmemoraciones- que “un pueblo sin memoria es un pueblo sin historia”. Creemos que esta frase se convierte, justamente, en una invitación a releer los procesos del pasado, a resignificar nuestras memorias colectivas y construir una nueva historia. Si creemos que todos y todas podemos ser parte en la construcción de un mundo mejor, es importante, entonces, que podamos todos y todas hacer el ejercicio de releer nuestras memorias nacionales.
Pese a que no podemos cambiar el pasado, sí podemos cambiar el sentido que le damos a aquel en el presente. Aquí es donde las memorias, individuales y colectivas, juegan un muy valioso rol. Estas no se encuentran constituidas de una vez y para siempre, sino que van transformándose y mutando en función de los significados presentes que les otorgamos a los procesos del pasado. Hoy en día, nuestras memorias existen y persisten ante los procesos violentos como los ocurridos en Chile y Latinoamérica. En tal sentido, estas se mantienen como un ejercicio colectivo, consecuencias de luchas y disputas para no olvidar parte de aquellos procesos traumáticos de nuestra historia nacional, en la búsqueda incansable del esclarecimiento de la verdad y la justicia, inclusive si esta se posiciona en contra de la historia oficial.
Así, conmemorar se torna un acto político, de resistencia y de construcción. De insistir en lo relevante y fundamental que se vuelve la supervivencia de múltiples memorias individuales y colectivas. De no olvidar ni acallar aquellas memorias ligadas a estos procesos traumáticos por el Terrorismo de Estado; tampoco olvidar la lucha y organización de tantos hombres y tantas mujeres. Asumimos el pasado con ánimos de co-construir el presente, sin miedo a recordar y con ganas de reflexionar sobre lo que fuimos y somos, para dotar de continuidad la lucha de los territorios con fuerza y convicción. Trabajando organizadamente y trayendo la memoria en conjunto podemos generar los cambios que buscamos para una sociedad más justa e igualitaria.
Conmemoramos a todos y todas quienes resistieron y se opusieron a la Dictadura Cívico-Militar, y extendemos este pensar a aquellos que en la actualidad se organizan y luchan. Conmemoramos como una práctica de autoeducación frente a la desinformación de los grandes medios de comunicación. Conmemoramos como acto de rebeldía y esperanza.
Todas nuestras formas de recordar se sustentan en una lucha contra el olvido. Una lucha por la memoria, la historia, la voz y acción de nuestro pueblo. Es desde esta base desde la cual empezamos a conmemorar con la justa esperanza de cambiar nuestro presente y construir un futuro donde podamos ser verdaderamente libres.
Curso Memorias rebeldes
Universidad Abierta de Recoleta