Para conmemorar el Día Internacional de la Mujer, en la Universidad Abierta de Recoleta entrevistamos a la antropóloga, escritora y Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales de 2013, Sonia Montecino Aguirre, sobre las aspiraciones del movimiento feminista, los avances de las mujeres, los temores ante los cambios políticos que buscan retrotraer sus logros. Los avances del movimiento feminista se han visto amenazados en los últimos tiempos por la aparición de grupos políticos de ultraderecha que, con su conservadurismo, quisieran mantener el statu quo aprovechando las frustraciones que han generado los modelos privatizadores e individualistas.
¿Encuentras que existen avances en los derechos de las mujeres en los últimos años?
Sin duda hay avances, estos avances debemos mirarlos además en perspectiva histórica, los cambios, las transformaciones en las relaciones de género, no son cambios que se pueden ver en diez años o en veinte años o de una generación a otra, sino que hay que mirarlos en términos de mucha más duración, esto por que las relaciones sociales de género se afincan en un núcleo de construcción social que va a permear los distintos ámbitos en los cuales hombres y mujeres nos desarrollamos y van a hacer la piedra angular de muchas otras relaciones.
Cuando uno piensa en las sociedades desiguales y mira como son las relaciones de género, nos damos cuenta que ahí hay un nudo primario de desigualdad que es el que hay que transformar. No es tan simple, no podemos analizar avances de un año para otro o de un gobierno para otro, los cambios se dan en el tiempo; si lo miramos desde esa perspectiva es evidente que hay muchas transformaciones, muy importantes, el hecho de que estemos hablando sobre esto, que se difunda, ya es un cambio, porque hay una preocupación, una mirada; hay una atención social hacia los temas y los problemas que nuestras sociedades entrañan para hombres y mujeres.
Veo avances obvios en educación, en política, al menos avanzamos en Chile en el aborto en tres causales; en sociedades como la francesa se inscribirá el aborto en la constitución, esto es muy importante simbólica y políticamente. Acá tenemos el aborto en tres causales y esperamos que, en una nueva constitución, si es que somos capaces de repensarla, armarla, debería estar como un derecho. En los derechos de salud reproductiva se avanzó, no plenamente como quisiéramos, pero hay avance. También en término de la participación política, no en vano hemos tenido la primera mujer presidente de la República en Chile, eso es muy importante por que no es una mujer cualquiera, es una mujer que también tiene conciencia de género, muchas veces se piensa que por el hecho de ser mujer y llegar a un lugar va a producir los cambios. En el caso nuestro, hay modelos de mujeres que están marcando una senda que es simbólica y que es sumamente importante para que las mujeres participen en
política. Sin duda que hay una cantidad de brechas que no hemos solucionado: no hemos transformado una vida social, una armazón social que no esté anclada en la desigualdad, en la asimetría, en el androcentrismo, etc., eso no lo hemos cambiado entonces hay muchas brechas. Una cosa importante de entender es que si avanzamos en un derecho -eso la historia del feminismo lo demuestra-, vamos a tener que luchar por otro nuevo que aparece, por una cuestión obvia, por que las mujeres no están nunca contempladas ni en los espacios públicos, ni en el ingreso al mundo laboral, al mundo político o a lo público. Evidentemente, no hay condiciones para que las mujeres con su singularidad, con su diferencia, puedan estar plenamente en estos espacios.
¿Cuáles son tus temores frente a la realidad política chilena en relación a los derechos de las mujeres?
Espero que no lleguemos a los extremos del Argentina, Milei ni Bukele, o a las últimas declaraciones del Papa Francisco respecto a la negación, a la censura del lenguaje inclusivo; ellos en su ignorancia, hablan de “perspectiva de género”; tu no puedes prohibir una perspectiva de género ya que todas las sociedades tienen una perspectiva de género, es decir, un conjunto de ideas, una ideología respecto a lo que deben ser hombres y mujeres y cómo deben ser esas relaciones. Sin embargo, el movimiento feminista, que es un movimiento cultural, por lo tanto, está construido de distintas y diversas formas y tendencias de leer el punto de la desigualdad de las mujeres y los hombres. La fuerza de ese movimiento que ya ha producido un cambio, porque el feminismo es una corriente cultural, no se podrá ir en contra de algo que ya está instalado; las mujeres, y sobre todo las de las nuevas generaciones, tienen absoluta conciencia de estas desigualdades como de las opresiones que en muchos lugares están presentes, por lo tanto, no tengo temor de que el cambio se “erradique”. Incluso en dictadura, el feminismo tuvo la fuerza de aparecer, los mismos 8 de marzo que conmemoramos, con una impugnación muy fuerte. Tengo mucha confianza que el movimiento va a estar siempre alerta y todas las mujeres que formamos parte de ese movimiento -que no necesariamente es un partido-, que es un movimiento social, va a estar siempre presente, va a estar siempre alerta; en la medida que las desigualdades no desaparezcan, el movimiento tampoco va a desaparecer.
¿Cuál debe ser el rol de la movilización social de la mujer como herramienta política de
presión para conseguir igualdad?
La movilización social ha sido siempre una herramienta para el movimiento feminista, tiene que ver con los momentos históricos, con las diferentes impugnaciones que se hacen en determinados contextos; siempre esa movilización va a ser una herramienta por que ya lo es, ni siquiera se puede cuestionar, forma parte de los logros y la fuerza del movimiento feminista. Por otra parte, siempre hay una confusión entre identidad e igualdad, se cree que cuando se habla de igualdad, lo que queremos es eliminar las diferencias, como si las mujeres quieren ser hombres y los hombres mujeres; la igualdad que se persigue, que por momentos no es fácil de comprender, es la igualdad en las diferencias. Todos los sujetos estamos construidos por una multiplicidad de elementos que tienen que ver con la clase, con la generación, la etnicidad y muchos otros elementos que nos construyen como sujetos, porque somos personas y grupos conscientes de nuestra posición o de la condición en la cual vivimos. La lucha por la igualdad compete a las mujeres en esta movilización, pero también, compete a los hombres; los cambios necesariamente son relacionales y es lo que tenemos que lograr, esa es la aspiración y desde el lugar que yo entiendo la igualdad.