En un contexto social, político y cultural inimaginado al momento de anunciar su apertura, la Universidad Abierta de Recoleta (UAR) conmemora su segundo aniversario ratificando su compromiso con la comuna, el país y sus habitantes, expresados en los aportes y esfuerzos realizados por la institución a lo largo de la pandemia y recientemente, de cara al proceso constituyente, y a los cambios políticos que está enfrentando Chile.
El principal impulsor de la iniciativa, el alcalde de Recoleta, Daniel Jadue, señaló que este segundo aniversario del proyecto ratifica los esfuerzos por seguir estimulando de manera constante la democratización de los saberes y el conocimiento. Jadue agregó que el trabajo de la UAR y su equipo “destaca por ese compromiso de hacer alianzas con todos los actores públicos y privados que están dispuestos a cumplir este objetivo, construyendo colectivamente conocimientos que hacen sentido al Chile que estamos formando”.
Enfatizó que “nos comprometemos a seguir trabajando para todas y todos. Nos comprometemos a seguir aumentando el número de cursos en todos los sistemas: presenciales, semi presenciales y remotos, para que el conocimiento y el saber puedan llegar a todas aquellas y todos aquellos que lo quieran, sin ningún sesgo, sin ningún obstáculo”.
Indicó por último que la UAR avanza “con el afán de construir cada vez una ciudadanía más activa, más democrática, con más conciencia y con más conocimiento para tomar mejores decisiones Vamos adelante con ese compromiso con nuestra comuna, con nuestro pueblo y con nuestro país”.
Por su parte, Rodrigo Hurtado, director ejecutivo de la UAR, destacó los distintos avances que la institución ha concretado en sus dos primeros años, y los esfuerzos continuos que se han dado para romper las lógicas mercantiles que gobiernan la educación superior y así democratizar el conocimiento, poniéndolo al servicio de la comunidad de Recoleta y de todas las comunas de Chile, y también de América Latina.
Explicó que este segundo año, marcado por la revuelta popular y la pandemia, obligó y demostró las capacidades de la UAR para poner al servicio de esta concepción formativa, a las tecnologías de información y de comunicaciones, que se transformaron en la base de toda la operación remota de la Universidad. Señaló que en ese contexto se mantuvieron operando todas las áreas de la universidad, soportando mayores requerimientos y esfuerzos que en el año anterior.
Hurtado destacó los más de treinta cursos y talleres a distancias realizados durante el 2020, que han llegado a más de sesenta seis mil estudiantes nacionales e internacionales, transformando al área académica en una factoría creativa de experiencias formativas remotas; los once proyectos de investigación que siguen adelante, pese a las dificultades que han impuesto las medidas preventivas y las cuarentenas; las más de cuarenta y cinco actividades de vinculación y extensión -foros, conversatorios, campañas e iniciativas en territorios- que mantuvieron viva la reflexión y análisis crítico que le han puesto un sello a la misión institucional. Durante el 2020 la UAR llegó a más de cuarenta mil personas en dieciocho transmisiones en vivo.
El sello de la UAR ha sido la articulación con diversos actores sociales, académicos, culturales y políticos a nivel nacional pero también en un marco internacional. La internacionalización de los contenidos también se ha expresado en cursos especialmente dirigido a comunidades educativas de América Latina y el Caribe, como fueron las dos versiones del programa formativo Derecho a la Educación en tiempos de crisis, con el apoyo de UNICEF, UNESCO, de la organización Save The Children y el fondo Education Cannot Wait, entre otras entidades.
Por último se destacan los objetivos planteados a partir del Plan Estratégico Institucional 2020-2024, que permitirán seguir profundizando la misión de la UAR, que se desarrollará a la par del nuevo escenario político y constitucional que buscan hacer efectivos los derechos de cada ciudadano, garantizar que todas y todos tengan acceso pleno a una educación democrática y sin sesgos, y que la Universidad Abierta de Recoleta se establezca como un lugar donde las personas se reúnan, se apoyen, dialoguen, y construyan para el bien común.