La elaboración democrática de una nueva Constitución para Chile es una necesidad indiscutible y urgente, y así lo ha corroborado la población en las urnas, no sólo por la ilegitimidad de la Constitución actual, sino también porque la realidad nacional y global, ya bien entrados en el siglo XXI, exige cambios sustanciales en nuestros modos de vida y de organización, cambios capaces de revertir las injusticias sociales y la destrucción de los entornos naturales. Un dato curioso es que a diferencia de la creencia popular, durante la pandemia en Chile, los suicidios no solo no han aumentado, sino que han disminuido en número.